19 de marzo de 2008

El teatro como medio activo de comunicación

La labor del productor teatral

“El teatro es el más noble placer de los hombres congregados” Saint-Marc Girardi.

• La representación teatral forma parte de la esencia misma del teatro, la obra dramática está hecha para ser representada y no encuentra cumplida su existencia hasta que es puesta en escena.

    definiciones sobre el teatro y el hecho teatral:
  • La criatura teatral no existe sino con la complicidad de testigos. Nada limita el deseo de existir que anima a los personajes en busca de espectadores.
  • ¿Sospecharán estos la significación ontológica de su presencia? El más individualista siente en el teatro la necesidad del grupo. En una sala no muy llena hay algo que incomoda’
  • En escena se trata como personas reales a los personajes creados por el dramaturgo y vueltos a crear por los actores. Sin esa creencia de su existencia esos personajes no existirían. Esta disposición se adquiere por el simple hecho de sentarse ante el telón, es independiente de las cualidades del drama y de la representación.
  • La acción es la finalidad de la representación y no la idea que inspira a la acción. En la escena, como en la vida, la acción se impone por sí misma, independiente del juicio con que se valore la idea que la inspira.
  • Lo común a todos los hombres es la humanidad y con ella las categorías a través de las cuales se despliega su visión dramática del mundo. Lo que no reclama ninguna cultura especial es nuestra manera de ver el suceso, de captar lo que sucede como algo gracioso o trágico. Las obras accesibles a la mayoría ¿no serán aquellas en las que los elementos dramáticos estén en primer plano?”

Henri Gouhier

  • “En la participación teatral los unos representan y los otros miran, pero la posibilidad del teatro como tal depende del impulso proveniente de una voluntad de cooperación en el juego escénico. Aún hoy en toda velada teatral el público también coopera. Los actores pueden hablar largo y tendido de lo que significa para ellos advertir que en la sala reina frialdad, desatención, impaciencia... Por eso ninguna representación es idéntica a la anterior o a la siguiente. La medida del éxito se determina por la medida de la mayor identificación alcanzada entre actor y espectador.
  • El juego escénico en que todos cooperamos está precedido por un acto existencial. Reside en el impulso de traspasar lo cotidiano, lo habitual, lo transitorio y el obligado curso de la existencia tal como se nos impone a la sombra de la naturaleza, del poder, de los aparatos, de las organizaciones o de los sistemas de dominio. Traspasarlo al menos por un breve espacio de tiempo que tiene comienzo y fin y en que rigen otras reglas, otros modos de ordenación, otras leyes que en el mundo fáctico y real.
  • El teatro siempre fue popular. En la antigüedad sólo los esclavos estaban excluidos del teatro, el gobierno disponía subvenciones para la escena. Pericles le pagaba la entrada a los habitantes menos acomodados y no había privilegio alguno en las localidades, con la sola excepción de que los miembros del gobierno se sentaban en primera fila.
  • El teatro isabelino era popular en relación con el número de habitantes que tenía Londres en esa época.”

Siegfried Melchinger

  • “Lo que le interesa al hombre de teatro es crear momentos dramáticos, esos momentos en los que, súbitamente, se produce en la sala un precipitado de sentimientos y los espectadores, distintos e indiferentes, reunidos en asamblea al azar, se transforman en un ser único, sensible y cálido, que se llama público. Despojados de sus preocupaciones y de los aspectos de la ida diaria que los preocupan el teatro restituye a los espectadores el uso de su sensibilidad.
  • El teatro es uno de las primeras actividades humanas, una de las más persistentes y tal vez una de las más humanas. Por su intermedio el poder creador de los hombres se ejerce con la mayor veracidad y eficacia”

    Louis Jouvet

    • Importa donde esos dos polos sensibles que son la escena y el auditorio se disputan el puesto, influyen uno hacia el otro buscando instintivamente la forma que mejor conviene a su mutua penetración.

      Louis Jouvet citado por Henry Gouhier

      • Para forjar otra vez la cadena, la cadena de un ritmo en que el espectador busca en el espectáculo su propia realidad, es necesario permitir que ese espectador se identifique con el espectáculo, y en cada respiración, y en cada tiempo.
      • El problema no es de edificios buenos o malos; no siempre un hermoso local es capaz de originar una explosión de vida, mientras que un local fortuito puede convertirse en una tremenda fuerza capaz de aglutinar a público e intérpretes. Este es el misterio del teatro”.

      Peter Brook

      Las reflexiones mencionadas, sólo algunas entre otras muchas citas y comentarios, se unen a opiniones ampliamente compartidas sobre la permanencia del acto teatral como expresión milenaria de comunicación.

      La frase inicial es de Jean-Marc Girardin, -1801-1873-, literato y ensayista francés, catedrático de La Sorbona, autor de libros sobre temas literarios y de obras vinculadas con la actividad teatral tales como: Curso de literatura dramática.

      Para muchos el rito teatral comienza con la compra de la entrada. Sigue con el acceso a la localidad correspondiente precedidos por el acomodador. Luego, murmullos en la sala, lenta penumbra, telón que se desplaza y empieza la magia con la aparición de los actores en su lugar de privilegio, el escenario.

      Pero otros consideran que además, hay obras intimistas, jugadas con pocos intérpretes en general, que exigen una especial complicidad, un clima compartido en un pequeño recinto donde unos y otros se ubican en un mismo plano espacial.

      Como reflexiona Peter Brook, a veces una suntuosa sala no origina la comunicación deseada y sí la logra un escenario circunstancial.

      Claro está que en la escena no convencional: jardín, patio, fábrica o esquina deben suceder cosas capaces de moverte para que el proyecto se plasme en efectiva comunicación entre actores y público.

      Todo esto y más son temas que atañen a la producción y gestión de espectáculos en vivo, una profesión poco conocida y, en muchas ocasiones, asociada en cuanto a conceptos con otras profesiones que poco tienen que ver, como la del productor musical, o la producción en cine o televisión.

      La producción escénica surge por la necesidad que tiene un espectáculo artístico o creativo de gestionar y planificar sus recursos para conseguir la mayor rentabilidad de los mismos, con lo cual es evidente que un productor está al servicio de un proyecto artístico. Esta idea define muy bien lo que van a ser sus funciones, competencias y tareas.

      La labor que desarrolla un productor de espectáculos es bastante polifacética y puede variar incluso dependiendo de en qué fase del proyecto se incorpore. Puede ser un productor que desarrolle todas las fases de la producción, o ser un ayudante de producción, si toma bajo su responsabilidad una parte de esas tareas que le asigne el productor, empresario, director, etc. o podría también haber sido contratado para una fase ejecutiva, y entraría posteriormente a la planificación, realizando el proceso de seguimientos de los ensayos y el desarrollo hasta el día del estreno. También puede suceder que le contraten para la venta del espectáculo, con lo cual entraría en la fase de explotación.

      Las técnicas que intervienen en la producción se llevan ejerciendo desde hace muchos años, sobre todo en otros sectores empresariales, aunque pocos en el mundo del espectáculo, al menos de una manera ordenada.

      La figura del productor es una figura moderna en este medio y, habitualmente, se la ha confundido con la de empresario. Actualmente, además de existir la figura del empresario, en un proceso de producción también se contempla un técnico especialista en las competencias y tareas propias de la producción escénica del espectáculo en vivo.

      De empresario-productor se ha pasado a un trabajador especializado, quedando finalmente diferenciadas sus competencias y responsabilidades en la mayoría de los casos; aún compartiendo la misma meta desde el punto de vista del proyecto.

      Existe gran diversidad de empresas (pequeñas, medianas, grandes), públicas, privadas... Todas ellas tienen estructuras orgánicas diferentes. Algunas tienen muy definidos estos perfiles y otras no, pero todas ellas tienen la necesidad de rentabilizar sus productos. Esta coincidencia nos hace pensar que todos tendrían que trabajar en sus planes estratégicos para conseguir sus objetivos.

      Si eres un grupo de teatro pequeñito y tienes como objetivo la explotación de tu producto, eres igualmente un empresario y te interesa tener una labor de producción eficiente, porque, indiferentemente a tu tamaño, tienes que enfrentarte a desafíos, no iguales que los grandes, pero desafíos que has de salvar. Tendrás que competir con otros proyectos, iguales, menores o mayores y mantener tu plan de viabilidad igual que los grandes, salvando las diferencias, claro, pero el núcleo de la tarea es la misma.

      No es lo mismo trabajar con un musical que en un monólogo, por ejemplo, y no es lo mismo tampoco, un monólogo en el Centro Nacional de las Artes que en una compañía pequeña o en una sala privada grande. Pero la meta de la rentabilidad sobre lo que se ha de trabajar eso sí es igual para todas. Quiero aclarar que cuando hablo de rentabilidad no sólo me estoy refiriendo a rentabilidad económica, sino también a rentabilidad social, y rentabilidad desde del punto de vista del espectador.

      Un productor debe tener conocimientos de dirección de empresa, de administración y gestión contable, marketing, organización, economía financiera, y más; así podríamos seguir por todas las áreas técnicas también: luz, sonido, maquillaje...

      Pero no es una persona que tenga que dirigir el espectáculo, porque ya hay una persona, que es el director artístico, que configura esa idea; aunque de alguna manera, sí es la persona que está coordinando todos los elementos que incluye ese proyecto, con la finalidad de conseguir una unión de esfuerzos, o dicho de una manera más prosaica: conseguir que todos los remeros empujen al unísono y de manera continuada en el tiempo.

      Este perfil profesional debe disponer de conocimientos muy claros sobre el proceso de trabajo de cada una de las áreas artísticas y técnicas que intervienen en este hecho.

      Es importante tener en cuenta el funcionamiento de los equipos a nivel humano, no nos podemos olvidar que estamos trabajando juntos por conseguir un objetivo común: el estreno de un producto artístico, y esto no sólo es una idea romántica.

      Al productor lo veo como un técnico más, otro “actor en la sombra”, cuya labor es configurar un proyecto técnico de comienzo a fin o ayudar a configurarlo. Ahora bien, una parte importante de su tarea es trabajar con recursos económicos y humanos. Pero no necesariamente tiene que haber pasado por estudios profundos de economía, derecho,entre otras cosas.

      La iniciativa creativa es del artista y el productor le va a contar a este las posibilidades disponibles para sacar a delante el proyecto y comercializarlo.

      La comunicación es sin duda una de las herramientas más utilizadas por el productor, ya que básicamente es un facilitador de recursos y un coordinador de equipos. Si sus técnicas de comunicación no son buenas, su trabajo tendrá un rendimiento inferior. Soy consciente de la importancia de otras disciplinas dentro de su tarea pero, sin duda, el trabajo de comunicación e intercomunicación es imprescindible.

      Es importante para un productor entender que está trabajando con un equipo creativo, con sus peculiaridades humanas y técnicas, no es un tetrabrick de leche. Saber oír y escuchar para poder encajar las cosas y poder sacarles el máximo rendimiento es imprescindible.

      Junto con la comunicación, la claridad de ideas es otra de las herramientas importantes. Si un productor no tiene claro el proyecto en el que está involucrado, difícilmente lo va a poder trasmitir. No consiste en ser una persona que hable por los codos, sino una persona organizada, planificada y que tenga claro aquello que quiere trasmitir.

      A diferencia de cualquier otro técnico que interviene en un espectáculo en vivo, el productor tiene unos ciclos mucho más largos de trabajo. Empieza desde que se incuba la idea (si es que es llamado desde la primera fase del proyecto), cuando hay bastante trabajo administrativo: hay que convocar a gente, hay que mirar derechos de autor, además de gran cantidad de trámites.

      La historia comienza con un director artístico que le va contando la idea al productor. Ésta sería una primera fase de incubación. Todas estas fases pueden tener unos plazos muy diferentes, desde meses hasta años.

      Después se pasa a una fase de planificación y, una vez que ya tienes los recursos económicos, humanos y técnicos necesarios, pasas a la fase de realización ejecutiva, donde se pone en marcha todo el proyecto, hasta culminar con el estreno, momento a partir del cual empieza toda la fase de explotación, distribución y venta.

      Pero incluso la labor del productor puede continuar con la caída del último telón, entonces empieza su última fase, empaquetar este proyecto y hacerlo pasar a las giras, la hibernación o el cierre indefinido una vez que ha cumplido su ciclo vital. Aquí también tenemos tareas que hacer, entre otras está la reflexión sobre el camino recorrido con el proyecto, trasladar a otra plaza todo el equipo humano y material, o finalizar el proyecto, desconvocar a los equipos, almacenarlo o deshacernos del material utilizado, ultimar la memoria ordenando la documentación.

      Como verán es importante tener claras todas las fases que intervienen para poder reconocer la labor que realizan los técnicos de producción.

      Con ello intento mostrar y trasmitir la idea de que un productor es mucho más que aquel que busca por toda una ciudad una copa verde, como es la idea tópica. El productor continúa atento a lo que ocurre, tanto en el escenario como en el público. Es otro “actor en la sombra”, al igual que el resto de técnicos, porque todos hacen posible el milagro del estreno de un espectáculo.

      Bibliografía
        Testimonios sobre el teatro Louis Jouvet Editorial Psique Buenos aires 1953
        El teatro desde Bernard Shaw hasta Bertolt Brecht Siegfried Melchinger Editorial Fabril Editora Buenos Aires 1959
        La obra teatral Henri Gouhier Editorial Eudeba Buenos Aires 1962
        Espectáculos teatrales en el Buenos Aires del siglo XIX Perla Z. De Lima Edición del Instituto Histórico de Buenos Aires Buenos Aires 1999
        El teatro y su doble Antonin Artaud Editorial sudamericana
        El espacio verde Peter Brook Ediciones Península Barcelona 1990

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