Cuando nos cae el veinte

Cuando nos cae el veinte

“No se puede enseñar nada a un hombre; sólo se le puede ayudar a descubrirlo en su interior”

- Galileo Galilei

Revisando material sobre Inteligencia Emocional, leía sobre el concepto de “Neuroplastia” que se refiere a nuevos descubrimientos en el campo de Neurociencia, en los cuales manifiestan el asombro de confirmar que independientemente de la edad de cualquier persona, ya sea de 20, 30, 40 ó más años, sigue generando conexiones neuronales.

Durante muchos años se pensó que estas conexiones se establecían en los años primarios del desarrollo y que determinaban las conductas y procesos cognitivos, generando tesis de la imposibilidad de gestar cambios en la personalidad o en hábitos aprendidos.

La frase “Yo soy así” se presentaba como un decreto inamovible.

Con la neuroplastia se abre la posibilidad a los cambios en las personas. ¡Si podemos cambiar y modificar nuestros procesos! Es claro que a mayor edad costara más esfuerzo pero excluimos el impedimento de realizarlo.

Cuando se vive un momento de neuroplastia, comentan los científicos que se experimenta un estupor en todo el cuerpo que eriza los cabellos de la nuca. En el calo latino hemos entendido este concepto como “Nos cae el veinte”

Algo que lleva de la mano este proceso es la carga emotiva de un nuevo conocimiento, la tristeza, alegrías, miedo, éxtasis por ejemplo son vehículos que trazan dentro del cerebro la intensidad sensorial de las vivencias que experimentamos y esta misma intensidad es la que otorga una mayor memorabilidad e impactos en el desarrollo.

Cuando alguien nos toca un brazo se genera un liquido que forma una comunicación neuronal, pero al ser el estimulo suave, hace que la conexión se diluya al paso del tiempo; cuando alguien ejerce una presión tal, que nos provoca dolor o un moretón esta emoción intensifica y endurece el liquido que forma la conexión, estableciendo lo que conocemos como recuerdos.

Toma por un momento tus recuerdos y si los observas podrás ver que aquellos que todavía están grabados en tu memoria, son exactamente aquellos que tuvieron una carga emocional importante, lo suficientemente importante para establecerlos como recuerdos: El primer beso, una pareja que nos dolió mucho, un jefe que confió en nosotros, un momento que nos aterro, etc.

Cada uno de ellos tiene un fundamento emocional… valdría la pena revisar y entender que emoción es la que se oculta detrás de un recuerdo.

Lo anterior establece un marco de transformación en el campo de la capacitación en desarrollo humano, es claro que al impartirse, se crea en los asistentes un estimulo sensorial, oyen la sesión, ven la sesión, tocan sus manuales o beben un café mientras ponen atención, pero de acuerdo a la intensidad del estimulo de la capacitación podrá o no generar una recordación de los conocimientos a adquirir. Esto abre el camino de conceptos como la pedagogía emocional o la heuristica que integran el campo sensorial y lo vinculan con la lúdica, con el humor, con los sentimientos y desarrollos vivenciales.

En repetidas ocasiones he tenido la fortuna de presenciar momentos de neuroplastia en asistentes a capacitaciones de desarrollo humano. Al vivir dinámicas que los sorprenden y retan de forma emotiva, se les prepara y sensibiliza para establecer una conexión con los conocimientos. Al integrar los temas de forma cotidiana, no solo en el ámbito empresarial, sino multidimensional con ejemplos de familia, de pareja, de amigos, de la vida diaria.

Dicen que la realidad supera la ficción y es claro que el acervo vivencial de los asistentes a un curso detona una intensidad del conocimiento, que rompe con la frialdad de cualquier teoría, otorgándole la humanización y los sentidos prácticos de ejecución.

Decía Galileo Galilei: “No se puede enseñar nada a un hombre; sólo se le puede ayudar a descubrirlo en su interior”

Y cuando se logra que un asistente geste un momento de neuroplastia o que le caiga el veinte, es ser testigo de un momento mágico, que es el descubrimiento del conocimiento.

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