Dime que sueñas… y te diré como eres…
Por Fritz Blog zonacero
Despertamos una noche sudando, angustiados y con el corazón palpitando como tambor africano. Días después nos levantamos con una idea firme de lo que soñamos pero no lo recordamos o agotados como si el sueño hubiera sido real. Mientras trabajamos, durante una clase o recostados la mirada se pierde y nuestra mente se transporta a otro mundo; Soñamos despiertos.
No hay punto de comparación entre hacerlo dormidos o despiertos. Cuando dormimos vienen a nuestra mente gran cantidad de escenas; Escenas mágicas y sin límites en donde todo puede pasar.
Cuando meditamos sobre lo que soñamos o lo platicamos es común pensar que estamos locos y muchos lo dejan pasar sin mayor alarde. Muchos han tratado de estudiarlos y de encontrar una causa objetiva para materializarlos, incluso algunos han intentado asociarlos o darles una explicación como Freud por ejemplo. Las ideas que giran en torno a los sueños son interminables.
Que si son un reflejo del alma, que si provienen de la experiencia o que si es un acto psíquico, entre otros.
Esa costumbre del Ser Humano por explicarlo todo. Si bien es cierto, muchas de las teorías pueden tener lógica. Pero por qué no dejarle eso a los científicos y en cuanto a nosotros entender los sueños como una lección o como una manera en la que la mente trata de comunicarse y externar ese puñado de emociones y deseos que de manera consciente es difícil que salgan.
Tal vez la psicología, la estadística o la neurología ayuden a entender un poco. Pero como dicen por ahí: “Cada mente es un mundo”. Y si somos un poco más analíticos seguro le podremos encontrar alguna explicación a nuestros sueños. Y no me refiero a que si soñamos con árboles estos significarán salud o alegría. Más bien a lo que cada cosa de aquella escena simboliza en nuestras vidas.
Para explicarme mejor… Si soñamos que corremos sin llegar a ningún lado perseguidos por algo o alguien, probablemente se trate de “algo” que queremos lograr pero hay “algo” que nos presiona o nos impide hacerlo. Sin pretender que esto se tome como una solución verídica, sin duda alguna la siguiente vez que reflexionemos sobre nuestros sueños tal vez nos demos cuenta que no estamos tan locos y que hay coherencia en algunas cosas.
¡Soñemos! Dormidos o despiertos, alegres o aterrorizados. Superemos los malos y realicemos los buenos. Sin importar raza, religión o condición socio-económica todos tenemos sueños y son solo nuestros. Aprendamos a disfrutarlos y no los dejemos pasar desapercibidos. Recuerden que probablemente nuestra mente esté tratando de decirnos algo importante.
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